El curioso origen de 'Quién fue a Sevilla, perdió su silla'

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¿Alguna vez te has preguntado de dónde proviene el famoso refrán "Quién fue a Sevilla, perdió su silla"? La respuesta puede sorprenderte, ya que su origen no se encuentra en la soleada Andalucía, sino en un pintoresco castillo situado a más de 500 kilómetros de distancia, en la provincia de Segovia.

El Castillo de Segovia y el Refrán Andaluz

Coca, un encantador pueblo segoviano relativamente cerca de Madrid, es conocido, entre sus monumentos y la importancia de su entorno natural, por el Castillo de Coca, una maravillosa joya del arte gótico mudéjar. Y aunque podríamos pensar que está muy lejos de Andalucía, es en la historia de este castillo en particular donde encontramos el inimaginado origen del popular dicho: "Quién fue a Sevilla, perdió su silla".

Para ello debemos retroceder al siglo XV. Durante el reinado de Enrique IV, Alonso II de Fonseca fue nombrado arzobispo de Santiago de Compostela. Sin embargo, en ese entonces la ciudad estaba alborotada, así que le pidió a su tío, Alonso I de Fonseca, el arzobispo de Sevilla, que lo sustituyera temporalmente para gestionar la situación. El tío aceptó y procedieron a intercambiar sus puestos: Alonso II se dirigió a Sevilla y Alonso I se encargó de Santiago de Compostela.

El plan era sencillo: una vez que Alonso I pacificara Santiago de Compostela, retomaría su puesto en Sevilla y su sobrino haría lo pertinente. Pero, pasados los cinco años, cuando Alonso I quiso regresar a su posición se encontró con una sorpresa: su sobrino no quería dejar Sevilla. Disfrutó tanto su estancia que rehusó devolver el arzobispado a su legítimo dueño. La situación se complicó tanto que incluso tuvo que intervenir el Vaticano.

Entonces, ¿cuál es la conexión con el Castillo de Coca? Los Fonseca, la familia en el centro de este drama eclesiástico, eran los señores de Coca. De hecho, fue Don Alonso de Fonseca, reconocido obispo de Ávila, quien inició la construcción del castillo en 1453. Por eso se relaciona el castillo como el epicentro del origen de esta popular expresión.

El diseño del castillo es en sí mismo sorprendente. Situado en una explanada, el río Voltoya actúa como su foso natural, proporcionando no solo defensa sino un escenario majestuoso. Y al cruzar sus puertas, uno es recibido por interiores decorados con pinturas y elaborados diseños geométricos mudéjares.

Así, el Castillo de Coca no solo es un testigo silencioso de intrigas y poderes eclesiásticos, sino también un recordatorio vivo del refrán. Y aunque Sevilla y Coca parezcan mundos aparte, están unidos por la historia y este dicho popular. Con lo que la próxima vez que alguien te diga "Quién fue a Sevilla, perdió su silla", puedes sonreír conociendo la inimaginable historia detrás de esas palabras y el majestuoso castillo que las vio nacer.

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