Jet lag al viajar: qué es, cuándo nos afecta y cómo minimizar sus efectos

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Cuando hacemos largos viajes, atravesando varias zonas horarias, es probable que experimentemos los efectos del "jet lag". Veamos en profundidad qué es, cómo nos afecta y qué podemos hacer al respecto. Pues si tenemos la alegría de ver nuevas partes del mundo, conociendo estrategias adecuadas para minimizar sus efectos, el jet lag se convertirá en una parte más del viaje.

¿Qué es el jet lag?

El jet lag, también conocido como desfase horario, es una condición temporal que ocurre cuando cruzamos rápidamente distintas zonas horarias durante un vuelo. Nuestro cuerpo tiene un reloj interno, conocido como ritmo circadiano, que se sincroniza con el ciclo de luz y oscuridad del lugar donde vivimos. Este regula nuestras funciones biológicas, como el sueño, el hambre y la temperatura corporal. Cuando viajamos a través de diferentes husos horarios, nuestro ritmo circadiano se desajusta y aparecen los síntomas del jet lag.

Origen del nombre

El término "jet lag" proviene del inglés. La palabra "jet" se refiere a los aviones a reacción, que son capaces de volar a altas velocidades y permiten viajes más rápidos entre diferentes zonas horarias. Por otro lado, "lag" significa retraso o desfase. De esta manera, "jet lag" se convirtió en una expresión que describe el desajuste temporal que experimentamos después de un vuelo rápido a través de husos horarios diferentes.

¿Cómo nos afecta?

El desfase horario, es decir, la interrupción del ritmo circadiano, afecta a cada persona de manera diferente. Pero, en general, mientras nuestro cuerpo se adapta al nuevo horario local, se puede experimentar fatiga, dificultad para dormir, falta de concentración, cambios de apetito e incluso malestar estomacal o irritabilidad. Estos síntomas ocurren porque nuestro cuerpo y nuestra mente aún están sincronizados con la hora local de nuestro lugar de origen.

Es importante destacar que cuanto más largo sea el período de estancia en el lugar de destino y más inversión de horas haya habido, los efectos del jet lag al regresar serán mucho más evidentes y largos. Porque durante el viaje el cuerpo habrá tenido tiempo suficiente de adaptarse al nuevo horario local y establecer un ritmo circadiano acorde que, de nuevo, deberá volver a readaptar.

Además del desajuste en el ritmo circadiano, otros factores como la deshidratación causada por el aire seco de la cabina del avión y la falta de movimiento físico durante el vuelo (especialmente si es de 8-12 horas) contribuyen a los efectos del jet lag.

¿Qué es mejor? ¿Ir hacia el este o el oeste?

La dirección del viaje también influye en cómo nos afecta el jet lag. Si volamos hacia el este, nuestro reloj interno necesita ajustarse a un nuevo horario adelantado. Por ejemplo, si partimos de Nueva York y llegamos a París, el reloj interno cree que aún es de noche mientras que en realidad ya es hora de almorzar. En cambio, si viajamos hacia el oeste, el reloj interno debe retrasarse, lo cual puede provocar que nos sintamos somnolientos antes de que llegue la hora de dormir.

En términos generales, se cree que viajar hacia el este es más desafiante que viajar hacia el oeste. Pues solemos estar mejor acostumbrados a adaptarnos a un horario más tarde (hacia el oeste) que a uno más temprano (hacia el este).

¿Cómo minimizar el jet lag?

Aunque el jet lag es inevitable en vuelos de larga distancia, existen estrategias que ayudan a minimizar sus efectos:

Ajustar el horario antes del vuelo: Si conocemos el horario de nuestro destino con antelación, intentar ajustar el horario de sueño y de las comidas unos días antes del vuelo es muy buena idea. Esto ayudará al cuerpo a adaptarse gradualmente al nuevo ritmo.

Ajustar el horario durante el vuelo: Procurar dormir en el avión según el horario del destino también es clave, porque así, cuando llegas, ya lo tienes más integrado.

Mantenerse hidratado y exponerse a la luz natural: Mantenerse hidratado bebiendo mucha agua durante el vuelo es muy importante. Además, una vez llegados a nuestro destino, exponerse a la luz natural y pasar tiempo al aire libre también ayuda a regular nuestro ritmo circadiano.

Adaptarse enseguida: Tratando de mantener nuestro cuerpo activo durante el día y evitando las siestas largas, tanto como sea posible, es bueno ajustar los horarios de sueño y de comidas de acuerdo con la hora local tan pronto como se llega al destino.

Si bien es cierto que el jet lag puede incomodar un viaje largo, con las estrategias adecuadas minimizaremos sus efectos. Lo bueno es seguir explorando el mundo sumergiéndonos en diferentes y lejanas culturas.

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