Roma rebosa de historia, cultura y arquitectura en cada esquina. Pero ni todo son piedras, ni todo son monumentos. Roma, curioso anagrama de Amor, es una preciosa ciudad que a lo largo de milenios ha sabido conservar su calidez para sus habitantes y los que tienen el honor de visitarla.
Con tanto que ver y hacer, en base a nuestra experiencia, aquí os ofrecemos una guía para pasar un fin de semana (tres días) inolvidable en esta joya de Italia con tiempo de sobra para descubrir la magia y el encanto de la Ciudad Eterna. ¡Buon viaggio!
Día 1: Spanish Steps y Castillo de Sant'Angelo
Tras aterrizar en el aeropuerto de Fiumicino al mediodía, podemos optar por un transfer directo hasta nuestro alojamiento o tomar un tren hasta la estación Termini para luego ir en taxi hasta nuestro destino.
Habiéndonos ya situado, nuestra aventura por Roma empezará por la tarde en la icónica escalinata de la plaza de España o los Spanish Steps, que seguro que reconoceremos de la película Vacaciones en Roma y a la que llegaremos cogiendo el metro hasta la parada de metro Spagna. Después de admirar este punto central, lleno de vida y movimiento, nos dirigiremos hacia el oeste y cruzaremos el encantador puente Cavour. Esto nos permitirá seguir un tranquilo y bonito paseo junto al río Tíber hacia el sur, pasando por delante de la majestuosa Corte de Justicia, hasta llegar al histórico Castillo de Sant'Angelo.
Desde ahí fijaremos nuestro rumbo a otro país. Pues al bajar el sol, nos acercaremos a ver el Vaticano bañado en los tonos dorados del atardecer. Tomándonos el tiempo que queramos en este expansivo y majestuoso espacio, daremos por finalizado el primer día tomando el metro en la parada de Ottaviano (al norte del Vaticano) de regreso a nuestro alojamiento.
Día 2: Fontana di Trevi, Pantheon, Piazza Navona, Vaticano y la Capilla Sixtina
La mañana de nuestro segundo día en Roma la iniciaremos dirigiéndonos hasta la parada de metro Barberini. Desde allí, caminaremos hasta llegar a la deslumbrante Fontana di Trevi. Realmente una de las fuentes más impresionantes que hemos visto, por tamaño, por forma y por la belleza de sus grandes esculturas.
Desde ahí cogeremos la calle peatonal Via delle Muratte hasta llegar a la Piazza di Pietra y de ahí a la Piazza della Rotonda, hogar del icónico Pantheon. Una entrada de 5 euros y estaremos ante uno de los edificios más impresionantes de todo Roma. Tras maravillarnos con el Pantheon, caminaremos hacia el oeste y descubriremos la vibrante Piazza Navona (entrando por su lado sur). Rodeada de arte y cultura, es el lugar ideal para disfrutar de una comida en un restaurante local o, si preferimos algo rápido, por ejemplo hay un McDonald's al norte de la plaza.
Por la tarde, habiendo disfrutado de toda la plaza y saliendo de ella por el norte, giraremos hacia el oeste y recorreremos la Via del Coronari, con una encantadora y cálida atmósfera. Luego, cruzando el Ponte Vittorio Emanuele II entraremos de nuevo al Vaticano. Esta vez, si nos sentimos con energía, podemos subir a la cúpula de la Basílica de San Pedro para unas vistas panorámicas de Roma. Es como subir al reino de los cielos, una experiencia inolvidable en todos los sentidos altamente recomendable. Y, después, habiendo llegado a lo más alto, bajaremos a la basílica en sí, para ver por dentro la principal iglesia de la cristiandad. Para redondear una visita completa por el Vaticano, y si nos gusta el arte, podemos visitar el Museo Vaticano, especialmente la inigualable Capilla Sixtina.
Destinando el tiempo que queramos en este enclave soberano, uno de los países más pequeños del mundo, podemos tomar el metro de nuevo en la parada de Ottaviano para regresar a nuestro alojamiento.
Día 3: Altar de la Patria, Foro Romano, Coliseo, Bocca della Verità y barrio de Trastevere
El tercer día lo iniciaremos llegando a la parada de metro Spagna. Habiendo descendido de nuevo por la escalinata de la plaza de España o Scalinata di Trinità dei Monti, avanzaremos por la Via dei Condotti y más allá empezaremos una ruta por la bonita Via del Corso hasta llegar al imponente Altar de la Patria. Habiendo visto este importante monumento realizado en honor al primer rey de la Italia unificada, lo dejaremos a nuestra izquierda para girar y subir a la Colina Capitolina desde donde (por su parte trasera) obtendremos una fantástica vista del Foro Romano.
Deshaciendo el camino andado, bajaremos de nuevo al altar de la patria y, dejándolo esta vez a nuestra derecha, avanzaremos hasta el famoso Coliseo, el anfiteatro romano por excelencia. Allí, opcionalmente se puede visitar el foro romano, aunque no lo recomendamos especialmente a no ser que se sienta gran fascinación por la historia antigua de la ciudad. Visto el magnífico Coliseo, sorprendentemente bien mantenido (y que pronto estrenará una nueva arena retráctil), al cual también se puede entrar para un tour, seguiremos. Bajando hacia al sur y luego rodeando el foro, nos dirigiremos a la Bocca della Verità, la escultura que propició la famosa escena de Vacaciones en Roma con Gregory Peck asustando (de verdad, fuera del guion) a Audrey Hepburn.
Luego, disfrutaremos de un tranquilo paseo junto al río Tiber hasta, en cierto punto, cruzar a la curiosa isla Tiberina a través del puente peatonal Via di Ponte Quattro Capi. Vista esta diminuta isla, la atravesaremos para entrar al corazón del bohemio barrio de Trastevere, donde, alcanzada la Via della Lungaretta, podemos elegir un restaurante local para degustar la auténtica cocina romana.
Por la tarde, visitaremos la encantadora y hogareña Piazza di Santa Maria en Trastevere (a la iglesia de la cual se puede entrar gratuitamente). Luego giraremos hacia el norte para cruzar el Ponte Sisto, avanzando hacia el Palazzo Farnese y el alegre y bullicioso mercado Campo de' Fiori. Finalizaremos nuestro día cenando cerca de la preciosa Piazza Navona.
Día 4: Piazza del Popolo, Villa Borghese y hacia el aeropuerto
Finalmente, nuestra última jornada en Roma empezará de nuevo en la Fontana di Trevi, de la cual cuesta de cansarse. Desde allí, avanzaremos hacia los Spanish Steps para, esta vez, seguir hacia el norte por la Via del Babuino hasta la Piazza del Popolo. Desde esta gran plaza, subiremos a los jardines de Villa Borghese, un precioso y gran parque al que nos podemos adentrar más o menos según el tiempo del que dispongamos. Si se puede, llegar a visitar el Templo de Asclepio es un regalo, pero lo más importante es poder contemplar la Piazza del Popolo con el Vaticano de fondo desde la terraza del parque, la Terrazza del Pincio.
Ver desde las alturas el panorama de la bella ciudad de Roma realmente deja un muy buen sabor de boca. Con el que ya podemos empezar el viaje de regreso hacia el aeropuerto cogiendo la parada de metro Flaminio. Eso sí, tras haber disfrutado de esta acogedora capital, sus imponentes monumentos y haber bebido muchas veces de sus curiosas y divertidas nasonis.
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