Enclavada en un paisaje ártico de ensueño, Longyearbyen se erige como una pequeña pero sorprendente comunidad en el remoto archipiélago de Svalbard. Con sus pintorescas casas de colores que contrastan con el blanco inmaculado de la nieve y rodeada de montañas y glaciares majestuosos, esta ciudad polar despierta el espíritu aventurero y el mayor respeto por la naturaleza. Así es la ciudad más al norte del mundo.
Una ubicación extrema
Dentro del círculo polar ártico, en el extremo norte del océano Atlántico, cerca del Polo Norte, se encuentra la ciudad de Longyerbyen, perteneciente al Reino de Noruega. Situada en el archipiélago de Svalbard, en su mayor y principal isla Spitsbergen, Longyerbyen es la más septentrional del mundo.
Concretamente localizada en el valle de Longyeardalen, donde está rodeada de montañas y glaciares, Longyerbyen se encuentra aproximadamente a 1300 kilómetros al norte de la parte continental de Noruega, lo que sería un vuelo de tres horas en avión desde Oslo.
Cierto es que en estas regiones extremas del mundo hay una importante cantidad de asentamientos científicos de investigación, algunos de los cuales están incluso más al norte que Longyerbyen, como Ny-Ålesund, también en Svalbard, Alert en Canadá o Nord en Groenlandia. Pero estas localidades medio pobladas no pueden ser catalogados como ciudades con su ayuntamiento, escuela u hotel. Longyerbyen sí.
Y un clima extremo
Debido a su ubicación dentro del círculo polar ártico, Longyearbyen experimenta condiciones climáticas extremas. Las temperaturas en invierno pueden descender a varios grados bajo cero, y en verano se mantienen bastante bajas, alrededor de los 5 a 10 grados celsius.
Además, los días no son como a los que estamos acostumbrados la mayoría de nosotros. El invierno es largo y oscuro, con "noches polares" de 24 horas que duran varios meses. Mientras que, del mismo modo, en verano el sol se mantiene sobre el horizonte durante 24 horas diurnas continuas, un fenómeno conocido como el "sol de medianoche".
Pero la vida continua
Pero a pesar de su clima inhóspito, Longyearbyen tiene una comunidad vibrante y acogedora. La ciudad alberga a alrededor de 2,500 residentes permanentes, principalmente noruegos y extranjeros de Tailandia, Suecia, Rusia y Ucrania.
El aeropuerto de Svalbard, su iglesia, su hospital y los grandes almacenes Svalbardbutikken abastecen a la comunidad que incluso cuenta con su propia universidad y museo.
Fundada por el estadounidense John Munro Longyear cuando su empresa Arctic Coal Company comenzó a extraer carbón ahí en 1906, ahora Longyearbyen es un conocido punto turístico y un importante centro de investigación ártica, con varias instituciones científicas destacadas.
Una de las características notables de Longyearbyen es que allí encontramos la "Bóveda del fin del mundo", también conocida como el Banco Mundial de Semillas de Svalbard. Se trata de un almacén subterráneo que conserva muestras de semillas de cultivos de todo el mundo como una medida de seguridad para proteger la diversidad genética en caso de desastres naturales o crisis globales.
Y el turismo está invitado
La ciudad ofrece varias actividades para los visitantes, como safaris en motos de nieve, excursiones en trineo tirado por perros, observación de las soñadas auroras boreales, visitas a minas de carbón abandonadas y, en general, exploración de la impresionante naturaleza ártica de la zona.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que debido a la presencia de osos polares y a la fragilidad del ecosistema ártico, los visitantes deben seguir ciertas regulaciones y tomar precauciones especiales para garantizar su seguridad y minimizar su impacto en este entorno de tanta pureza.
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