El stop-motion, aunque no tan omnipresente como otras formas de hacer cine, es sin duda una técnica que ha dejado su huella en la industria. Aunque no estemos familiarizados con el nombre, es probable que hayamos visto esta forma de arte en más de una ocasión sin siquiera saber de qué se trataba. Por ello, hoy veremos qué es exactamente el stop-motion y cómo funciona.
Qué es exactamente el Stop-Motion: otra forma de crear movimiento
Cuando hablamos de películas, lo primero que nos solemos imaginar son las películas de "acción real" o de personas. Nos acordarnos rápidamente también de que hay películas de animación, tanto de dibujos 2D como de animación por ordenador en 3D. Sin embargo, existe una amplia gama de técnicas para crear cine, y el stop-motion es una más de ellas.
En esencia, una película es una serie de imágenes fijas que, cuando se proyectan de forma sucesiva a determinada velocidad, crean la ilusión de movimiento. Este, de hecho, es el funcionamiento de las cámaras con las que grabamos diariamente cualquier pequeño acontecimiento que nos parezca memorable desde nuestro iPhone o smartphone.
Cuando hablamos de animación en 2D, estas "imágenes" son dibujos planos; mientras que en la animación por ordenador, son modelos digitales. Pero el stop-motion que nos atañe hoy, también conocido en español como "animación fotograma a fotograma", podríamos decir que es la técnica que toma el concepto de "película" más al pie de la letra.
Básicamente, en lo que consiste es en tomar un objeto, real o creado, rígido o maleable, y, siempre desde el mismo punto de vista —un ángulo fijo como si de una toma de cámara estática se tratara—, fotografiarlo ante un fondo en distintas posiciones. Al reproducir estas imágenes secuencialmente se logra simular el movimiento del objeto. Un ejemplo bastante conocido de esta técnica es la serie infantil inglesa Postman Pat. Además, esta forma de arte también la hemos visto en la reciente reimaginación del clásico Pinocho, de Guillermo del Toro.
Dentro de la animación por stop-motion, existen diversas variantes que, con la misma aproximación, usan distintos recursos base, como la animación cut-out (que usa figuras planas recortadas), la plastimación (que usa plastilina, arcilla o algún otro material maleable) o incluso la pixilación (con personas).
Se trata de una forma de crear películas muy artesanal y meticulosa, pues es una persona la que tiene que ir moviendo milímetro a milímetro el objeto con sus propias manos. Teniendo en cuenta que para cada segundo de película se requieren alrededor de 24 imágenes… Que cada uno haga las cuentas de cuántas veces llegan a mover los objetos y personajes. La cantidad de trabajo que implica cada producción de stop-motion es realmente memorable.
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