Una de las barreras más significativas a la hora de evolucionar los dispositivos que usamos cada día es, sorprendentemente, un componente realmente básico: la batería. Aunque a menudo pasan desapercibidas, las baterías son fundamentales en nuestro día a día, limitando desde la duración de uso de nuestros dispositivos, hasta su potencia, pasando por su tamaño y capacidades. Y por aquí es por donde puede venir la próxima gran revolución de Apple.
Adiós al límite de la eficiencia
Encontramos baterías más allá de Apple, desde coches eléctricos hasta altavoces inteligentes o incluso casas conectadas. Para todas las empresas y dispositivos, la capacidad de almacenar carga es fundamental y la tecnología de iones de litio de las baterías que usamos parece haber tocado techo.
Hace unas semanas, la empresa TDK, un proveedor de Apple, anunció que podría estar a punto de cambiar radicalmente el panorama con un desarrollo que promete revolucionar no solo los productos de Apple, sino toda la industria tecnológica. Hablamos de una nueva tecnología para baterías de estado sólido que podrían alcanzar una densidad energética de 1.000 Wh/L, aproximadamente cien veces mayor que la de sus baterías sólidas actuales. Algo que tiene el potencial de superar uno de los principales cuellos de botella de la industria tecnológica: la autonomía y eficiencia de las baterías.
La aplicación inmediata de esta tecnología parece orientada hacia dispositivos más pequeños. Si unos AirPods duran hoy casi 8 horas de escucha, estaríamos ante 800 horas de batería, haciendo la conversión. Más de un mes de duración de batería con una sola carga, suponiendo que los usásemos ininterrumpidamente.
¿Un Apple Watch con esta tecnología? Si ahora la duración de la batería del Apple Watch Ultra es de dos días, ¿hablaríamos de 200 días sin una carga? Sobre el papel sí, pero la situación es, en realidad, todavía más interesante. La batería de un Apple Watch llega a durar dos días porque Apple ha conseguido optimizar su potencia y capacidades para reducir el consumo al mínimo.
Ante una fuente de alimentación de las proporciones que estamos hablando, los chips podrían ser más potentes, los sistemas de AI que se ejecutan en ellos podrían ser más capaces y, de golpe, levantaríamos todas las restricciones sobre eficiencia que conocemos hoy. ¿Dónde llegaría la tecnología sabiendo que tiene batería para todo lo que necesite?
Es pronto para decirlo, pero lo que está claro es que la industria tecnológica ha estado, hasta ahora, en una carrera constante por mejorar las capacidades de procesamiento y la conectividad sin comprometer la autonomía. Las baterías han recibido relativamente menos atención, pese a ser el corazón que alimenta todas estas otras innovaciones, con una batería que pudiera durar 100 veces más ocupando el mismo tamaño, el mismo concepto de dispositivo cambiaría.
Más delgados, muchísimo más potentes y con unas capacidades de almacenamiento de carga que ahora mismo nos suenan a ciencia ficción, la revolución está servida. Sí, la AI o la hiperconectividad —véase Apple Intelligence en el que Apple ha sido tan inteligente o el 5G y la conectividad satelital— también están llamadas a marcar un antes y un después en los dispositivos de Apple. Pero algo tan humilde y a lo que prestamos tan poca atención como la batería puede ser, ni más ni menos, la próxima gran revolución de Apple.
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