Son muchas las ciudades del mundo que por un motivo u otro adquieren un apodo que las caracteriza y las distingue. Nueva York es 'la ciudad que nuca duerme', Dublín es 'la ciudad de las puertas', París es 'la ciudad de la luz'. En esta línea es probable que alguna vez hayas oído hablar de Roma como "la ciudad eterna". ¿Sabes por qué?
Una ciudad imperecedera: Roma y su eterna historia
Roma, la capital de Italia, es conocida en todo el mundo como la "ciudad eterna". Este apodo rápidamente evoca una sensación de grandeza y longevidad que fácilmente se asocia con su historia y legado. A lo largo de los siglos, Roma ha dejado una huella imborrable en la civilización occidental, y su reputación como la "ciudad eterna" se debe a una combinación de factores históricos, culturales y legendarios.
La antigüedad de Roma es una de las razones fundamentales por las que se le otorga este apodo. Se cree que la ciudad fue fundada en el año 753 a.C., convirtiéndola en una de las ciudades más antiguas del mundo que siempre ha estado habitada.
El Imperio Romano, que tuvo su sede en Roma, es otro factor crucial para entender por qué se le llama la ciudad eterna. Durante varios siglos, Roma fue el centro del poder, el gobierno y la cultura de un vasto imperio que se extendía por gran parte de Europa, el norte de África y Oriente Medio. Las contribuciones del Imperio Romano en áreas como la arquitectura, el derecho, el idioma y la religión han dejado un legado duradero en la historia de la humanidad.
El impresionante patrimonio histórico y arquitectónico de Roma también contribuye a su reputación. Los monumentos y sitios emblemáticos de la ciudad, como el Coliseo (que estrenará una nueva arena retráctil) , el Foro Romano, el Panteón y las Termas de Caracalla, son testigos de su pasado glorioso. Estas estructuras imponentes, que en gran parte se mantienen en pie a pesar del paso de los siglos, atraen a millones de visitantes cada año y son una muestra palpable de la permanencia de Roma.
Además, la influencia cultural de Roma a lo largo de la historia ha sido inmensa. La ciudad ha sido cuna de renombrados artistas, escritores, filósofos y líderes religiosos. El idioma latín, originario de Roma, se convirtió en la lengua franca en gran parte de Europa durante siglos y sigue siendo la base de varios idiomas modernos. La literatura, el arte y la filosofía romana han dejado una huella profunda en la cultura occidental.
Finalmente, Roma desempeñó un papel crucial en la propagación del cristianismo. Parece ser que allí vivieron los primeros seguidores de Jesús, Pedro y Pablo y la ciudad se convirtió en el corazón del cristianismo. Hoy en día, Roma sigue siendo la sede del Vaticano, el Estado independiente y soberano de la Iglesia católica, y es visitada por millones de peregrinos de todo el mundo.
Entre leyendas y legados
Aunque no hay una leyenda específica o un evento singular que se pueda atribuir al origen de la expresión "ciudad eterna", esta forma de describir la ciudad viene de lejos. La expresión latina "Urbs Aeterna", que significa "ciudad eterna" o "ciudad eternamente joven" ha sido empleada por poetas y escritores para realzar la duración y la importancia perdurable de Roma desde los tiempos de la antigüedad clásica.
Se dice que "Urbs Aeterna" fue acuñada por el poeta latino Albio Tibulo en su libro Elegías más o menos a finales del siglo I a.C. En ese momento, habiendo conquistado el reino de Egipto, el Imperio Romano se encontraba en plena expansión, y se consolidó la creencia de que Roma duraría para siempre. Por ello, el entonces emperador Augusto tenía un gran interés en que se elogiara y ensalzara el nombre de su basto y poderoso imperio de tantas formas como fuera posible, entre ellas pidiendo a los escritores la creación de grandes relatos, como la Eneida de Virgilio, obra épica fundacional de Roma.
La expresión se hizo tan popular que, al parecer, incluso llegó a constar en ciertos documentos oficiales. Y hasta el día de hoy. "Urbs Aeterna" o "ciudad eterna" se ha mantenido como una forma simbólica de referirse a Roma. Cuna de la civilización occidental y de la cultura cristiana, centro de la Iglesia católica, sede del antiguo Imperio Romano y epicentro de la expansión y difusión de la civilización occidental, a pesar de los cambios y transformaciones a lo largo de los siglos, la continuidad de Roma ha contribuido a su reputación de ser eterna.
En Hanaringo | Las “nasoni” decoran la ciudad de Roma y reconfortan a los visitantes y habitantes con su pureza y frescor