Aquella vez que el futuro de Apple dependía de dónde había aparcado Steve Jobs su Porsche

Aquella vez que el futuro de Apple dependía de dónde había aparcado Steve Jobs su Porsche

Hace poco conocimos de la mano del entonces CEO de Apple la historia detrás del día en que Apple despidió a Steve Jobs. Son muchos los compañeros de Jobs que recuerdan anécdotas y episodios memorables sobre él. Siguiendo con el hilo temporal, hoy veremos lo que sucedió poco después de que Steve Jobs dejara Apple y fundara NeXT: qué ambiente se respiraba en esta nueva empresa y cómo una decisión aparentemente trivial, como mover un coche de sitio, pudo haber determinado el futuro de la misma.

Los Porsches que había que esconder

En 1985, Randy Adams, un joven ingeniero de software que hacía poco que había vendido su primera empresa, recibió una llamada de Jobs que cambió su vida. Tal como recogen en Forbes, Jobs quería contratarlo para trabajar en NeXT y, con su carisma habitual, le dejó un mensaje bien directo: “Randy, esta es la oportunidad de tu vida, y la estás dejando pasar”.

Randy Adams aceptó, y poco después, para celebrarlo, con parte del dinero obtenido de la venta de su empresa, compró un Porsche 911 al mismo tiempo que Jobs. Estos los solían aparcar juntos, lejos de los otros coches, ocupando tres plazas de aparcamiento entre ambos, para evitar golpes y ralladuras de cualquier tipo. Pero un día, Jobs irrumpió en el despacho de Adams con urgencia: había que mover los coches de inmediato. ¿El motivo? Ross Perot, famoso empresario y un potencial inversor, estaba a punto de llegar a las oficinas de NeXT en Palo Alto, y Jobs no quería que al ver esos Porsches pensara que la empresa tenía suficiente dinero.  

Movieron los coches a la parte trasera y, horas más tarde, Perot invirtió 20 millones de dólares en NeXT y se unió al consejo de administración de la empresa. ¿Qué habría ocurrido si hubiera habido un Porsche aparcado en el sitio equivocado? Podría haberlo cambiado todo.

Steve Jobs y el ambiente en NeXT

Adams, además, nos cuenta como la intensidad y el carácter de Jobs marcaron un montón de curiosos momentos en la empresa. En 1986, por ejemplo, Bill Gates visitó las oficinas y Jobs lo dejó esperando una hora en el vestíbulo, mientras él estaba tranquilamente sentado en su despacho. Para los ingenieros de NeXT, fue una oportunidad única: pudieron bombardear a Gates con preguntas, disfrutando de una especie de “charla improvisada” que habría sido imposible en otro contexto.  

Jobs también tenía gestos inesperados. Como vegano que era, a veces pasaba junto a ingenieros disfrutando de sus sándwiches del Subway y decía en voz alta: "Oh, olor a carne de animal tostada. Qué delicioso". Unas navidades, se disfrazó de Papá Noel para entregar billetes de 100 dólares a los empleados. Además, cuando alguien metía la pata o impedía que un proyecto avanzara como se esperaba, soltaba un cortante “fire yourself” (despídete a ti mismo), aunque sin llegar a concretar el despido: una forma peculiar de mantener la presión y el humor al mismo tiempo.

Estas y otras historias de antiguos compañeros nos permiten comprender mejor la personalidad de Jobs y su peculiar estilo de trabajo. Su enfoque estratégico, su intensidad y su meticulosa atención al detalle, incluso a los aspectos más aparentemente insignificantes, fueron clave para llevar a Apple a la cima del mundo tecnológico. Adams afirma que "Su carisma era como electricidad, emitía esta fuerza increíble. Era inspirador. Te elevaba. Yo solía sentir que cuando estaba al lado de Steve, podía hacer cualquier cosa. Podíamos cambiar el mundo".

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