En nuestro día a día, nos hemos familiarizado con la sencilla, pero destacada, solución de reiniciar nuestros dispositivos cuando algo no funciona como querríamos. Esta misma acción es igualmente aplicable a los iPhone, aunque con una particularidad: existen dos maneras de reiniciarlos, y no todas son recomendables para cada situación. Profundicemos en las diferencias entre el reinicio estándar y el forzado, y comprendamos cuándo y por qué deberíamos optar por uno u otro.
Reiniciar: nuestro primer recurso
Hay dos métodos para apagar nuestro iPhone de manera convencional: el primero es presionando simultáneamente uno de los botones de volumen y el botón lateral hasta que aparezca la opción "Deslizar para apagar". El segundo, menos conocido, pero igualmente efectivo, es a través de la opción Apagar en el apartado General de la app Ajustes. Independientemente del método, al realizar un apagado normal, le estamos indicando al sistema que se prepare para cerrar todas sus operaciones de manera secuencial y ordenada.
El apagado normal inicia una serie de procesos que incluyen la limpieza de cachés, la finalización segura de tareas temporales y el cierre progresivo del sistema operativo, desde los servicios más periféricos hasta el corazón del mismo, el kernel. Cuando encendemos de nuevo nuestro iPhone tras un apagado normal, este sigue un procedimiento de arranque estándar, restaurando su estado operativo para nuestro uso cotidiano.
Reinicio forzado: cuando no hay otra opción
Por otro lado, cuando estamos ante una situación en la que nuestro iPhone no responde, tenemos la opción del hard reset o reinicio forzado. Esto se logra con una secuencia específica: presionar y soltar rápidamente el botón para subir el volumen, hacer lo mismo con el botón para bajarlo y, finalmente, mantener presionado el botón lateral hasta que el logo de Apple aparezca en pantalla. Esta acción no es un mero reinicio, sino una medida de emergencia que fuerza el corte de alimentación después de un breve temporizador de seguridad.
El reinicio forzado, a diferencia del apagado normal, no permite al iPhone cerrar adecuadamente las operaciones en curso. Los procesos se detienen de inmediato, lo que puede resultar en corrupción de datos. Aunque el sistema de archivos APFS de los iPhone ha sido diseñado para mitigar el riesgo de corrupción con operaciones atómicas (indivisibles), no todas las funciones del sistema ni todas las apps son inmunes a los problemas que un apagado súbito puede causar.
Estas sutilezas en los métodos de reinicio de nuestro iPhone pueden parecer menores, pero tienen implicaciones más que significativas en el comportamiento de nuestro dispositivo. Por ello, lo mejor y muy recomendable, es reservar el hard reset o reinicio forzado únicamente para momentos de verdadera necesidad, cuando el teléfono no responde. Dejando el reinicio convencional para todos los otros casos.
Comprender la importancia de cada tipo de reinicio es fundamental y algo que garantiza que solo la resolución de error no cause otro de igual o mayor importancia. Reiniciando debidamente nuestro iPhone podremos resolver cualquier situación con facilidad y mantener todos nuestros datos a salvo.
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